martes, 19 de diciembre de 2017

CRÍTICA BREVE: STAR WARS, LOS ÚLTIMOS JEDI (SIN SPOILERS)




El espíritu de la trilogía original se difumina con cada nueva entrega de la epopeya Skywalker. Tan sólo algunos homenajes escénicos hacen que uno recupere la sonrisa y se le erice el bello entre tanto fuego de artificio, ser de merchandising, y la profundidad argumental y filosófica mínima.

Disney crea joyas audiovisuales que pervierte en pos del llavero, del peluche, del Funko Pop de turno. Y eso, que es una consecuencia de la lógica del Mercado tras crear una buena obra -nada nuevo- aquí se convierte en razón y genética de una cinta que si bien es verdad que nació como puro espectáculo, también es cierto que aportó toda una mitología y un ideario cultural transversal que lo ha sostenido en la memoria de una generación tras otra desde aquel lejano 1977.

Sigo sin ver a Rey, Finn y Kylo como protagonistas de una saga con tanta solera y poso cultural e imaginario. Supongo que sus nuevos protagonistas son héroes y villanos fruto del devenir de los tiempos y del efecto perverso del capital que nos vuelve locos con todas sus maravillas y sus miserias unidas en el mismo fotograma.

Y es que el coste de la resurrección quizá sea la pérdida del alma: zorros de diamante y otros seres que harrypotterizan un universo al que no le pegan nada las varitas, lugares extravagantes que no terminan de encajar en el firmamento Lucas, y demasiados "Cariño, he agrandado la Estrella de la Muerte y de paso todo esto, mira". Quizá sean detalles, sí, pero es que de detalles se llenan y hacen las grandes obras.

Dicho esto, hay que decir que Luke está muy bien, y que gasta su última bala, tanto tiempo guardada, de una forma muy honrosa, divertida, grave, contradictoria, temerosa, heroica y casi bella.

Y esta quizá sea la mayor virtud de Los Últimos Jedi: recordarnos que Luke, de alguna manera, sigue siendo ese chaval lleno de sueños de aquel planeta árido, cálido, y muy muy lejano.

Los Últimos Jedi son Luke y Leia. Luke es la leyenda. El recuerdo. Leia es la nostalgia. La Fuerza.


CRÍTICA BREVE: LA LIGA DE LA JUSTICIA





Viajamos un lustro atrás en el tiempo para asistir a un intento de copia de los Vengadores en una versión casi oscura, casi cómica, casi épica, casi mitológica, sin alma y mucha improvisación entre líneas, que mira demasiado al espectador buscando su aprobación en un ejercicio de desconfianza cinematográfica presente en cada escena.

El alma insegura y eclipsada de DC se siente hasta en el último fotograma en esta nueva cinta, presentando escenas, situaciones y chascarrillos que ya vimos hace años en el universo creado por Marvel para el cine y para sus superhéroes con una resolución y frescura infinitamente mejores.

La Liga de la Justicia no termina de meterte de lleno en ese mundo de héroes y dioses, de villanos medio dioses y medio alienígenas. El universo cinematográfico de DC carece de espíritu, de liderazgo y hasta de sentido. Quieren contar tanto, sorprender tanto y gustar tanto, que acaban no haciendo ninguna de las tres cosas.

La película presenta con un trasfondo algo vago pero suficiente a sus nuevos héroes -sigo sin saber qué leches pinta Batman con esa cuadrilla de semidioses- y a su temible enemigo, un ser malvado a caballo entre un villano de los Power Rangers y los orcos pálidos de Jackson en "El Hobbit".

La trama que da origen a los eventos de la película resulta ser otra canción que ya hemos oído demasiadas veces y mejor interpretada: una extraña combinación estética y narrativa de las Gemas del Infinito y del Anillo Único de Tolkien.

La Liga de la Justicia tiene una introducción, y un final. DC se está acostumbrando a crear películas sin desarrollo, porque no saben que desarrollar, y se nota. En todo. La intervención de Joss Whedon no hace más que remarcar que el producto que nos están vendiendo ya ha caducado. Es insuficiente para el ritmo narrativo y la calidad general que se espera hoy de una obra de este género.

DC debería dejar a sus semidioses -quizá quedarse con Wonder Woman, la única solvente y creíble- y volver a las calles, a los policías y a las tramas oscuras de pequeños delincuentes y terroristas a los que los murciélagos puedan cazar.

CRÍTICA BREVE: COMANCHERÍA




Comanchería es salvaje oeste, road movie, atracos a mano armada en los desiertos de Texas, entre sombreros de cowboy, paletos, armas, camionetas americanas, un sheriff curtido y un indio medio mejicano.

Dos hermanos, uno recién salido de la cárcel, el otro un pobre joven víctima de los tiempos, se lanzan al asalto de pequeños bancos de la zona en la que viven, una de esas regiones de carreteras infinitas y pueblos polvorientos, arenosos, cálidos y naranjas, bañados por el sol de Bonanza, en busca de justicia y desdicha.

Jeff Bridge encarna a la perfección a ese jefe de policía que bien encajaría en esta cinta, desarrollada en la actualidad, como lo haría sin apenas cambios de vestuario y menos de maneras en una película del lejano oeste. Junto a su ayudante medio comanche medio hispano -una de esas figuras maltratadas por ese mundo de blancos republicanos de ferviente religiosidad y amor a las armas- tratará de dar caza a esos chicos que atemorizan a plena luz del día, justo antes del desayuno de huevos y beicon, a los pobres regentes de oficia bancaria de la zona.

La música, las carreteras, el tono de drama ligero, casi de burlón reflejo de lo que aquella tierra fue en tiempos del Comanche y del arrogante e ignorante colono norteamericano, y la interpretación de sus cuatro protagonistas, hacen de Comanchería un agradable descubrimiento.

Una tranquila, veraz, y directa forma de conectar con la profundidad primitiva de los Estados Unidos y de sus gentes y costumbres más allá de los rascacielos.

CRÍTICA BREVE: THOR, RAGNAROK




El Dios del Trueno cierra su trilogía de una forma brillante, divertida, entretenida, con los toques de comedia adecuados, con los derroches de acción necesarios, y con unos personajes fantásticos encarnados por grandes actores que brillan y hacen de esta nueva cinta de Marvel todo un prodigio del entretenimiento.

Goldberg, Hopkins, Blanchett, Ruffalo, Hemsworth, Hiddleston, Thompson -esa valkiria que hiptoniza con cada paso y cada mirada- crean una coral interpretativa armónica y fascinante.

Y el decorado no podía ser mejor: Asgard y Sacaar, dos mundos radicalmente diferentes perdidos en medio de ese Universo maverlita lleno de vida, color, civilizaciones e historias.

La introducción de la Diosa de la Muerte, tan importante en el mundo de los cómics para entender las motivaciones de Thanos, el gran villano, trae consigo un punto y aparte en el universo cinematográfico de Marvel, y convierte en antesala y enlace con el Infinito la última de las aventuras en solitario -con permiso del bueno de Hulk- del hijo de Odín.

Aventura, una gran banda sonora, imágenes poderosas, personajes cuidados y magníficamente interpretados, altas dosis de acción marvelita, alienígenas, planetas extavagantes, gladiadores cósmicos, dioses nórdicos, y héroes. 

Nada más que añadir.

CRÍTICA BREVE: "LA MOMIA" (2017)




Este era un título que desde el primer trailer sabía que vería en mi casa.

La Momia de 1999 fue una de esas pelis de aventuras de los noventa entretenidas y para todos los públicos, donde el humor se mezclaba de una forma entrañable con la acción, los tiroteos y los monstruos.

La Momia de 2017 es, sin embargo, el enésimo intento de iniciar una franquicia que imite el universo marvelita creado por Disney para el mundo superheroico. Y de nuevo, es un intento fallido.

Universal pretende crear su Dark Universe a partir de los monstruos clásicos de la literatura, la tradición, y el cine, y ha decidido iniciarlo con la Momia ya que su primer disparo con "Drácula: la leyenda jamás contada" fue un fracaso total (por algo nunca se contó). Y esta cinta ha seguido su estela.

El guión es horripilante, una amalgama de ideas mal montadas y fundamentadas, con un trasfondo chapucero y mal llevado. Y para la ocasión, Tom Cruise, un actor que brilla especialmente en interpretaciones graves (Nacido el 4 de julio, 1989; Valkiria, 2008) y de acción (Misión Imposible), en La Momia reproduce sin éxito el rol muy bien llevado que tomó para Al filo del Mañana (2014) de tipo despistado e incluso cobarde pero con un fondo noble y guerrero si se lo propone, y que aquí, no funciona. No se entiende. No ayuda a entrar de ninguna manera en el Dark Universe. Sus compañeros de reparto (donde incluyo a la Momia) tampoco ayudan, son como las líneas del guión que reproducen: innecesarias, fuera de contexto, vacías.

Demasiada luz para el Universo Oscuro del que la Universal pretende crear una lucrativa franquicia de monstruos y dioses (que añada "dioses" al eslogan para referirse a un universo de monsturos clásicos halloweeneros ya nos da una idea de lo perdidos que van).

Van a tener que darnos muchos más caramelos si quieren que nos interesemos por fin en las sombras y desventuras de esos carismáticos monstruos.

CRÍTICA RETRO: "LA MOSCA"






El intimismo de La Mosca es cautivador, callejero, tétrico. Toda una cinta de ciencia ficción de los ochenta con un Jeff Goldblum espectacular en su eterno papel de científico-filósofo, de místico de la razón.

La Mosca es una historia de terror que no esperas. El desarrollo se oscurece a cada fotograma que pasa y se descompone con la transformación paulatina de ese soñador en esa criatura horrible que no nos ahorra ni un sólo plano de su repugnante existencia y consciencia.

La tétrica soledad de la criatura resultante de un fallo de la computadora encargada de monitorizar la descomposición molecular necesaria para el teletransporte, invento de nuestro peculiar científico y punto de partida de la cinta, se acentúa con ese intimismo tan marchito, tan de bajo presupuesto, tan industrial.

Cada vez que la cámara sale del edificio verde-gris en que el hombre se convierte en mosca, sientes una merecida y controlada sensación de alivio. Ves la luz de las calles y a los compañeros protagonistas de Goldblum y piensas que quizá, aquella locura, tenga remedio. Que esa periodista enamorada de la capacidad hipnótica del científico y ese ex-amante, villano emocional que se convertirá en inesperado salvador de la irracionalidad que domina a la criatura, al insecto, y que acabará por consumir al hombre, al científico, podrán arrojar algo de luz a la inquietante oscuridad de la metamorfosis. Pero acabas descubriendo que no. Que el drama no tiene remedio.

La Mosca es cine de los ochenta en estado puro. Lo desagradable es tangible y la imagen se muestra veraz, sin filtros. Y quizá sea por eso que esa criatura, esos personajes, y esas sensaciones que se generan con su visionado sean tan trágicas, tan hipnóticas, tan repulsivas.

CRÍTICA BREVE: "SPIDER-MAN: HOMECOMING




Frescura, entretenimiento, acción razonable y justificada, algo de humor y el carisma de nuestro amigo y vecino Spider-Man, convierten a esta cinta en otra pieza clave del magnífico universo que Marvel y Disney llevan construyendo durante diez años.

Se nos presenta a un joven Parker henchido y confiado, deseoso de volver a entrar en acción después de estrenarse en combate junto a los Vengadores, los mejores héroes del planeta, considerándose ya uno más de la fantástica tropa. Y ante aquella ventana a un mundo alucinante a la que le dejaron asomarse por un breve momento, se encuentra con la rutina de las clases, sus compañeros de colegio, la chica por la pierde el sentido, la cotidianidad de las calles de Queens, y la realidad, todavía infantil y algo aburrida, de su pequeña habitación.

Pues este Parker es sólo un crío, un adolescente que no conoce sus límites, un inconsciente jovencito que alberga en sí un gran poder. Y es el desarrollo de la historia, los encuentros con su tutor Tony Stark -siempre se agradecen sus apariciones en pantalla- los fracasos y las derrotas, las que le harán comprender, sin necesidad de tío Ben, que ese gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Tom Holland recrea de una forma estupenda y veraz a este nuevo hombre araña. Michael Keaton no se queda atrás. Tirando de solera y personalidad interpretativa, crea a un Cuervo aterrador, malvado, y al que en parte comprendemos: otro juguete roto de los grandes poderes –y súperpoderes- del sistema, que decide tomarse la justicia y el negocio por su cuenta y riesgo propio y ajeno. Un villano creíble con interesantes claroscuros.

En definitiva, “Spider-Man: Homecoming” es una película estupenda que devuelve a este gran personaje al protagonismo que merecía y nos abre una ventana a ese Nueva York callejero y trepamuros que tanto echábamos en falta.

CRÍTICA BREVE: "DUNKERQUE"




Jamás había sentido tanto sobrecogimiento y tensión en una película bélica como lo sentí ayer en mi butaca, absorbido y aterrado con el sonido de esos asesinos Stukas cayendo del cielo tan violentos y mecánicos para lanzar su carga mortal sobre los miles de soldados que esperaban inconscientes y derrotados sobre las frías, espumosas y grises playas de Dunkerque.

La realidad de cada escena y cada sonido, el ritmo trepidante y desgarrador de su banda sonora y unos personajes a los que no les hace falta hablar para expresarlo todo, hacen de la entrada de Nolan en el drama de la Segunda Guerra Mundial una obra maestra de esas que siempre esperamos ver los amantes del cine y tan pocas veces se encuentran.

Cada fotograma es preciso, cuenta algo que nos sobrecoge y que nos hace sentir el aislamiento, la parálisis y el encierro que debieron sentir esos soldados derrotados por el avance imparable del ejército alemán sobre Europa occidental.

La playa de Dunkerque se convierte en símbolo de la capacidad británica de sobreponerse y mantenerse fría y matemática ante la adversidad y la derrota. Soldados hundidos y humillados en el campo de batalla que se convierten en héroes para los suyos y para el mundo por el mero hecho de sobrevivir y dar una oportunidad más a su nación antes de sucumbir al terror eficiente de la Whermacht. Y es que el "milagro de Dunkerque" fue debido a la naturaleza y sentido del deber de los ciudadanos británicos, que con sus embarcaciones de pesca y recreo cruzaron el canal para convertirse en las únicas y socorridas lanchas de escape del cuerpo expedicionario británico en Francia. La Armada y la fuerza aérea se mantuvieron en la isla a la espera de una invasión alemana que, finalmente, nunca se produjo. El por qué los alemanes no aniquilaron a franceses y británicos en esas playas sigue siendo un misterio en el que Nolan no repara.

Su mirada, maestra, está dedicada a los héroes británicos de Dunkerque.

sábado, 15 de julio de 2017

CRÍTICA BREVE: "LA GUERRA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS"





"La Guerra del Planeta de los Simios" cierra la trilogía iniciada en 2011 como precuela de aquella obra maestra de 1968 protagonizada por el titánico Charlton Heston, actor cuya presencia e interpretación llenaba la pantalla como sólo unos pocos elegidos han hecho a lo largo de la historia del cine.
Si las anteriores entregas fueron admirables y fascinantes, pues nos enseñaban el nacimiento de ese mundo desolado por el hombre y que sería gobernado por el simio, esta última entrega es intimista, profunda, llena de crítica social y referencias de talla, expresividad y simios que miran y piensan como lo hacen los desamparados, los incomprendidos y los soñadores.
Es una joya visual, una maravilla capitaneada por la interpretación magistral de Andy Serkis y que nos cuenta las vivencias de un simio lleno de dudas, contradicciones, y filosofía humana. Quien espere explosiones y guerra sin cuartel, acción injustificada y aspavientos bélicos, se llevará una decepción o una reflexiva sorpresa. El cierre de la trilogía es clásico por sus escenas y su música, es cine norteamericano en su mejor versión.
El viaje de los simios hacia un mundo mejor a través del desierto es una clara referencia bíblica. En ese viaje descubriremos la deshumanización del hombre, el cautiverio y la esclavitud, los horrores y errores que encierran los muros; la compasión, la camaradería, la lealtad y la incomprensión de un simio lúcido y derrotado en un mundo que se acaba.
Porque "La guerra del Planeta de los Simios", a golpe de música, miradas, gestos y caminos, cuenta eso: el final de una era en la Tierra a través del sufrimiento, la desazón, el miedo y la esperanza de sus protagonistas. Magnífica.

domingo, 28 de mayo de 2017

CRÍTICA BREVE: "EL CASO SLOANE"





Washington es la capital política del mundo occidental nacido tras la Segunda Guerra Mundial, y sus sombas y sus luces, las tramas que parece esconder en cada una de sus calles y bajo las sombras de sus colosales edificios de política imperial moderna, resultan siempre fascinantes y atrayentes. Al igual que ocurre en la serie "House of Cards", en "El Caso Sloane" se siente esa elegancia nocturna, azulada, y siempre de traje a medida que envuelve el cinismo, el chantaje, la falta de escrúpulos que corre a sus anchas por las grandes avenidas en torno al Capitolio, y a los pocos hombres justos que tratan de evitar que los lob(b)os se coman a esa pobre oveja que llaman democracia.

"El Caso Sloane" nos cuenta, a través de una insomne adicta a su poco ético trabajo como lobbista en una reputada firma encargada de alterar resultados electorales de forma "legal" para el mejor postor ( el senador o congresista ávido de poder de turno), la miseria del sistema político estadounidense, y la red de mentiras y trampas y rincones oscuros que se encuentran tras cada decisión parlamentaria, tras cada votación aparente y democráticamente modélica.

La cinta está organizada como si se tratara de una partida de ajedrez entre los poderes del lobby y sus beneficiarios, y todo bajo el comportamiento extravagante y robótico de su protagonista, interpretada por una colosal Jessica Chantain. Y como todo juego complejo y lleno de estrategias ocultas y jugadas a varios turnos, "El caso Sloane" hace que te pierdas y que incluso te preguntes si su larga duración merecerá la pena al final.

Termina la cinta y crees que ha merecido la pena, no te esperabas la jugada final. El jaque mate. Pero tampoco estás seguro que de no pudiera haberse ejecutado con media hora menos de metraje.

martes, 2 de mayo de 2017

CRÍTICA BREVE: GUARDIANES DE LA GALAXIA VOL. 2




El inicio es estupendo. A toda la sala se le cae la baba viendo al pequeño Groot bailando al son de la música del cassette que sus compañeros de aventuras escuchan mientras aniquilan a una terrible criatura espacial. Pero la escena se hace demasiado larga, y como una anunciación, desvela el tono desmedido que seguirá toda la cinta en su obsesión con la música y las carcajadas de sus personajes.

La fórmula que brilló en la primera entrega aquí se satura, se mete por embudo y se siente innecesaria y empalagosa con el paso de los minutos. James Gunn olvida que está contando una historia que pide épica y enlaces con el resto del Universo Marvel, para decantarse por un guión flojo en una historia que desvela el origen misterioso del padre de Starlord, y que descubres enseguida que ni te va ni te viene. Que su padre podría ser ese o cualquiera, y que de ser otro, seguro hubiera resultado más interesante y creíble.

El trasfondo de los personajes se presenta simplón, y la forma de narrarlo con ese tono tan infantil y anglosajón con que a veces se las gasta el cine norteamericano.

El humor constante y fuera de lugar te saca de la película y la historia una y otra vez, y tu esperanza de ver algo realmente épico o fascinante desaparece: sólo esperas con una sonrisa a medio hacer, tonta e incrédula a partes iguales, el siguiente chascarrillo o chiste fácil, infantilón y en determinados momentos ridículo que soltarán todos estos Guardianes de la Comedia en el momento más inoportuno y previsible.

Especialmente destacable me parecen las bochornosas, continuas y falsas carcajadas de Drax el Destructor, que hacen que este personaje pétreo, insensible y que se nos presentaba en ocasiones tierno, se convierta en un espectador de comedia de verano de todo lo que acontece.

La banda sonora se come la historia, el humor la saca de contexto hasta hacerla esperpéntica y sin rumbo, y acabas levantándote de tu butaca -tras las cuatro escenas postcréditos más prescindibles con diferencia de todo el UCM- deseando volver a ver a Stark y al Capi en acción.

miércoles, 19 de abril de 2017

Cine de nuestra infancia: si fuiste niño en los 90


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Todos los que nacimos a finales de los años 80 o comienzos de los 90 y vivimos de lleno nuestra infancia durante aquella feliz década, tenemos una serie de películas, juguetes, juegos, que todavía no gozaban de alta tecnología o efectos pero que forjaron nuestra infancia y nuestro yo futuro de la mejor manera. Felicidad, candidez. El cine entrañable y maravilloso de nuestra niñez.

Os destaco las que creo que nadie de nuestra generación se pudo perder, y que recomendaría a los niños de hoy sin dudarlo un segundo:


JUMANJI

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Maravillosa de principio a fin. Robin Williams, juegos de mesa, aventuras, y una banda sonora evocadora y fantástica. No hace falta decir mucho más.

LA LLAVE MÁGICA

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Un niño recibe por su cumpleaños un pequeño y antiguo armario blanco. Una antigua llave que guarda su madre como única herencia de su abuela lo abre. Y todos los juguetes que metes en él, cobran vida. Indios y vaqueros de "pla-te-co". Además, esta película nos ofrece una escena única y estupenda de un Darth Vader de juguete al que el armario da vida luchando contra un tiranosaurio rex de Jurassic Park, Robocop, etc. 
Entrañable y conmovedora. 

JACK

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De nuevo Robin Williams. Y es que qué habría sido de nuestra infancia y después de nuestra adolescencia y madurez (El Club de los Poetas Muertos, El Indomable Will Hunting) sin este increíble actor. 

Jack cuenta la historia de un niño que crece mucho más deprisa que los demás. Pero sólo por fuera. Entrañable, emocionante y divertida.

SPACE JAM


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¿Qué niño no disfrutó con Space Jam? ¿Quién no tenía tazos de Space Jam? Todos los niños conocimos entonces al ídolo de la NBA Michael Jordan. Divertidísima y con ese encanto que tienen todas las películas de esta década y de esta lista. Pensar en ella es volver directamente a mi infancia.

TOY STORY

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Vale, sí, es de animación. Pero es que Toy Story lo cambió todo en el cine para niños, y nos hizo soñar con que nuestros juguetes podían llegar a cobrar vida. Una joya imprescindible. 



Jurassic Park. El Mundo Perdido.

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Qué sería de los dinosaurios sin Spielberg. Pocos niños de los noventa no alucinamos con los dinosaurios y no nos faltaba un Rex o un Triceratops de "pla-te-co" en casa (quién hubiera tenido aquella llave mágica...). Una joya del director que tanto ha dado a niños de los ochenta y noventa y a la historia del cine. 

GOZILLA

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Aluciné con Gozilla. Gigantesco, destructivo. He vuelto a ver muchas veces esta entretenida película y me sigue gustando infinitamente más que la nueva versión del monstruo (la de 2014). Esta versión de los noventa tiene acción, humor, personajes de esos que sólo puedes encontrar en cintas de esta década y que hacen cualquier película más familiar, menos seria y trascendente. Entonces sólo se trataba de hacer cine y de hacer disfrutar. El snobismo general alimentado por las redes no existía, y Gozilla no tenía que ser un clon de los mitos japoneses exactos ni se todo muy dramático y oscuro para gustar. Bastaba con hacerte pasar un buen rato. Y es que de eso va todo esto.

STARGATE 

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Otra joya del cine de ciencia ficción de los 90. Venía a mostrar y enseñarnos lo que tantos nos planteamos: ¿realmente los egipcios fueron los constructores de las tres grandes pirámides? (las que se caen a trozos y se muestran escalonadas sí, vale). Stargate nos daba una visión fantástica de esa posibilidad remota que conecta nuestra Historia con las estrellas. Generó una larga serie televisiva, pero no secuelas. Se ha quedado como única, sencilla y entretenida.

INDEPENDENCE DAY

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Will Smith, Jeff Goldblum, alienígenas que nos invaden y el día de la independencia en los Estados Unidos: entretenimiento, humor, acción. Puro cine de ciencia ficción de los 90. 


CASPER, BEETHOVEN, LIBERAD A WILLY, SÓLO EN CASA, DANIEL EL TRAVIESO, CARIÑO, HE ENCOGIDO A LOS NIÑOS...

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...películas que salpicaron cientos de sábados y domingos por la tarde de nuestra infancia en nuestras casas.










¿Alguna otra que destaquéis?

domingo, 26 de marzo de 2017

CRÍTICA BREVE: KONG: LA ISLA CALAVERA



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Deslumbrante visualmente, con una fotografía absorbente, y un trasfondo suficiente, Kong se convierte en una estupenda película de monstruos que disfrutar un sábado por tarde una buena sala de cine.
En un tiempo en el que ya nada nos sorprende, donde todos los efectos son posibles y parece que ya conocemos todas las tramas y enredos posibles, Kong me vuelve a mantener pegado a cada una de sus escenas esperando la siguiente sorpresa, el siguiente evento que marcará otro pequeño espectáculo visual y escénico de los que componen toda la cinta.
Recorrer Isla Calavera es una aventura fascinante. Toda la oscuridad, asfixia, sin sentido, y aire primigenio de aquella selva que describía Conrad en su novela “El Corazón de las Tinieblas”, y toda la magia, carisma y misterio de aquella otra jungla que nos describía Alan Parrish (Robin Williams) en la entrañable “Jumanji”, parecen fusionarse para crear un universo lleno de monstruos, paisajes y terribles certezas en un entorno tan hostil como natural y aislado del curso de la evolución y la Historia.
Kong es enorme. El coloso primate luce magnífico, creíble a pesar de sus dimensiones, desgarrador y profundamente humano. En su mirada, como en la de todos los simios (hasta en los digitales) se refleja ese fondo distinguido, sentido y cansado, que hace que tengas ganas de conocer mejor a ese terrible monstruo, a ese extraordinario ser de una naturaleza tan oculta como verdadera. Porque en ningún momento tengo la sensación de irrealidad al ver a un gorila de veinte pisos de altura enfrentándose a un puñado de militares del Vietnam o mirando de frente a esa fotógrafa, a ese explorador, a esos diminutos humanos.
La belleza de cada toma, la banda sonora que acompaña a los aventureros desde los arrozales de Vietnam, la profundidad justa y necesaria de sus personajes y la química que percibes entre ellos, convierten a Kong en una gran obra en su género.
Ahora, sólo me quedan ganas de ver en acción a esa bestia tan humana frente a frente a esas otras criaturas del Monsterverso que se avecina.



sábado, 25 de febrero de 2017

CRÍTICA BREVE: "JACKIE"







Conmoción. Sobrecogimiento. Son las dos palabras que me vienen a la cabeza al recordar lo que sentí ayer en la butaca del cine Cervantes de Zaragoza mientras veía "Jackie".

La interpretación de Natalie Portman es absolutamente magistral, hasta el punto de dejarte helado, agarrotado en tu butaca, perplejo y dramáticamente fascinado.

La soledad, el abatimiento y la sensación de irrealidad que la Primera Dama vivió en los instantes y días después del asesinato de su marido, John F. Kennedy, se transmite con tanta claridad, brutalidad, y terrible realidad en cada mirada de Portman, en cada escena -en el coche, con la cabeza del presidente abierta sobre sus rodillas, en los atónitos paseos por las salas vacías, ya impersonales, del que ha sido su efímero hogar, la Casa Blanca, esa que ayudó a transformar y llenar de vida-, que durante las casi dos horas que dura el metraje te sientes espectador privilegiado y cautivo de los sentimientos y el drama de aquella mujer y de aquellos momentos que marcaron la Historia del siglo XX.

Cada palabra, mirada, gesto, y golpe de la banda sonora, es atronador y tremendo en "Jackie". En un tema tan dado a la especulación, a la conspiración, con el telón de fondo de la Guerra Fría, en ningún momento recaes en ello o tu mente vuela hacia la hipótesis. La Primera Dama no te deja. Te clava en aquel presente aterrador y desconcertante que ella vivió en cada segundo del metraje.
Una interpretación de leyenda para un drama tan real y tan irreal al mismo tiempo, cuya canción, como perfecto epílogo, no podía ser otra que esa que habla de Camelot.

CRITICA DE CINE: STAR WARS, ROGUE ONE




Acabo de ver Rogue One, un peliculón bélico en el universo Star Wars. Y entiendo por qué le ha gustado tanto a George Lucas: es un enlace inesperado y sutil de su denostada segunda trilogía y aquella que le dio la fama y gloria y creó un mito en el cine. 

El tono bélico, sin ocultar en ningún momento su inspiración en la Segunda Guerra Mundial, sus escenarios, uniformes, y maneras en que el cine bélico ha tratado este conflicto, su dramática épica, su carácter de prólogo y su tono de epílogo, la convierten en una perfecta manifestación del imaginario colectivo que nació de esos magníficos y hoy algo pobres efectos e historias de la trilogía original. 

Lo que he visto hoy tiene muy poco que ver con los sonrojantes aunque carismáticos ositos de peluche de El Retorno del Jedi, pero mucho que ver con el tono, las frases, la filosofía y el aroma de esas tres películas que cambiaron la historia del cine y se metieron de lleno en la cultura popular de nuestro tiempo y en nuestra imaginación desde la sencillez y el efecto que sólo los cineastas estadounidenses saben crear. Sólo he echado en falta las grandes voces del doblaje español de los años setenta, y una en especial. 

He visto interpretaciones y escenas, que me han hecho creer mientras estaba sentado en mi butaca que eso que estaba viendo era un relato de una historia paralela, tan real como la nuestra, sintiendo un extraño efecto como el de aquel japonés de la novela de Philip K. Dick en aquel parque. Los actores estaban tan metidos en el drama, en la verdad que se ha creado del imaginario colectivo, de la legión de fans y de la continua y apabullante presencia de todo tipo de productos de la saga en cualquier parte producto del músculo de su nuevo mecenas, que la sensación de haber visto cine bélico y no cine fantástico con batallas espaciales casi asusta. 

El único riesgo que corre ahora la franquicia es que de tan satisfecho, de tan complacido y lleno de felicidad, el fan sienta empacho, y el dulce sabor de su imaginación poco a poco se convierta en una amarga añoranza de la esencia sencilla y pura de la trilogía original, sin más mito, sin más taquilla. Para bien o para mal, Disney ha dado con el mosquito del ámbar que contiene la esencia para crear Star Wars de nuevo. Como si el tiempo no hubiera pasado más que para lo bueno. 

Y ya sabemos todos como acaba esa historia.


Aquí os dejo con el trailer de "Star Wars: Rogue One":