martes, 19 de diciembre de 2017

CRÍTICA BREVE: STAR WARS, LOS ÚLTIMOS JEDI (SIN SPOILERS)




El espíritu de la trilogía original se difumina con cada nueva entrega de la epopeya Skywalker. Tan sólo algunos homenajes escénicos hacen que uno recupere la sonrisa y se le erice el bello entre tanto fuego de artificio, ser de merchandising, y la profundidad argumental y filosófica mínima.

Disney crea joyas audiovisuales que pervierte en pos del llavero, del peluche, del Funko Pop de turno. Y eso, que es una consecuencia de la lógica del Mercado tras crear una buena obra -nada nuevo- aquí se convierte en razón y genética de una cinta que si bien es verdad que nació como puro espectáculo, también es cierto que aportó toda una mitología y un ideario cultural transversal que lo ha sostenido en la memoria de una generación tras otra desde aquel lejano 1977.

Sigo sin ver a Rey, Finn y Kylo como protagonistas de una saga con tanta solera y poso cultural e imaginario. Supongo que sus nuevos protagonistas son héroes y villanos fruto del devenir de los tiempos y del efecto perverso del capital que nos vuelve locos con todas sus maravillas y sus miserias unidas en el mismo fotograma.

Y es que el coste de la resurrección quizá sea la pérdida del alma: zorros de diamante y otros seres que harrypotterizan un universo al que no le pegan nada las varitas, lugares extravagantes que no terminan de encajar en el firmamento Lucas, y demasiados "Cariño, he agrandado la Estrella de la Muerte y de paso todo esto, mira". Quizá sean detalles, sí, pero es que de detalles se llenan y hacen las grandes obras.

Dicho esto, hay que decir que Luke está muy bien, y que gasta su última bala, tanto tiempo guardada, de una forma muy honrosa, divertida, grave, contradictoria, temerosa, heroica y casi bella.

Y esta quizá sea la mayor virtud de Los Últimos Jedi: recordarnos que Luke, de alguna manera, sigue siendo ese chaval lleno de sueños de aquel planeta árido, cálido, y muy muy lejano.

Los Últimos Jedi son Luke y Leia. Luke es la leyenda. El recuerdo. Leia es la nostalgia. La Fuerza.


CRÍTICA BREVE: LA LIGA DE LA JUSTICIA





Viajamos un lustro atrás en el tiempo para asistir a un intento de copia de los Vengadores en una versión casi oscura, casi cómica, casi épica, casi mitológica, sin alma y mucha improvisación entre líneas, que mira demasiado al espectador buscando su aprobación en un ejercicio de desconfianza cinematográfica presente en cada escena.

El alma insegura y eclipsada de DC se siente hasta en el último fotograma en esta nueva cinta, presentando escenas, situaciones y chascarrillos que ya vimos hace años en el universo creado por Marvel para el cine y para sus superhéroes con una resolución y frescura infinitamente mejores.

La Liga de la Justicia no termina de meterte de lleno en ese mundo de héroes y dioses, de villanos medio dioses y medio alienígenas. El universo cinematográfico de DC carece de espíritu, de liderazgo y hasta de sentido. Quieren contar tanto, sorprender tanto y gustar tanto, que acaban no haciendo ninguna de las tres cosas.

La película presenta con un trasfondo algo vago pero suficiente a sus nuevos héroes -sigo sin saber qué leches pinta Batman con esa cuadrilla de semidioses- y a su temible enemigo, un ser malvado a caballo entre un villano de los Power Rangers y los orcos pálidos de Jackson en "El Hobbit".

La trama que da origen a los eventos de la película resulta ser otra canción que ya hemos oído demasiadas veces y mejor interpretada: una extraña combinación estética y narrativa de las Gemas del Infinito y del Anillo Único de Tolkien.

La Liga de la Justicia tiene una introducción, y un final. DC se está acostumbrando a crear películas sin desarrollo, porque no saben que desarrollar, y se nota. En todo. La intervención de Joss Whedon no hace más que remarcar que el producto que nos están vendiendo ya ha caducado. Es insuficiente para el ritmo narrativo y la calidad general que se espera hoy de una obra de este género.

DC debería dejar a sus semidioses -quizá quedarse con Wonder Woman, la única solvente y creíble- y volver a las calles, a los policías y a las tramas oscuras de pequeños delincuentes y terroristas a los que los murciélagos puedan cazar.

CRÍTICA BREVE: COMANCHERÍA




Comanchería es salvaje oeste, road movie, atracos a mano armada en los desiertos de Texas, entre sombreros de cowboy, paletos, armas, camionetas americanas, un sheriff curtido y un indio medio mejicano.

Dos hermanos, uno recién salido de la cárcel, el otro un pobre joven víctima de los tiempos, se lanzan al asalto de pequeños bancos de la zona en la que viven, una de esas regiones de carreteras infinitas y pueblos polvorientos, arenosos, cálidos y naranjas, bañados por el sol de Bonanza, en busca de justicia y desdicha.

Jeff Bridge encarna a la perfección a ese jefe de policía que bien encajaría en esta cinta, desarrollada en la actualidad, como lo haría sin apenas cambios de vestuario y menos de maneras en una película del lejano oeste. Junto a su ayudante medio comanche medio hispano -una de esas figuras maltratadas por ese mundo de blancos republicanos de ferviente religiosidad y amor a las armas- tratará de dar caza a esos chicos que atemorizan a plena luz del día, justo antes del desayuno de huevos y beicon, a los pobres regentes de oficia bancaria de la zona.

La música, las carreteras, el tono de drama ligero, casi de burlón reflejo de lo que aquella tierra fue en tiempos del Comanche y del arrogante e ignorante colono norteamericano, y la interpretación de sus cuatro protagonistas, hacen de Comanchería un agradable descubrimiento.

Una tranquila, veraz, y directa forma de conectar con la profundidad primitiva de los Estados Unidos y de sus gentes y costumbres más allá de los rascacielos.

CRÍTICA BREVE: THOR, RAGNAROK




El Dios del Trueno cierra su trilogía de una forma brillante, divertida, entretenida, con los toques de comedia adecuados, con los derroches de acción necesarios, y con unos personajes fantásticos encarnados por grandes actores que brillan y hacen de esta nueva cinta de Marvel todo un prodigio del entretenimiento.

Goldberg, Hopkins, Blanchett, Ruffalo, Hemsworth, Hiddleston, Thompson -esa valkiria que hiptoniza con cada paso y cada mirada- crean una coral interpretativa armónica y fascinante.

Y el decorado no podía ser mejor: Asgard y Sacaar, dos mundos radicalmente diferentes perdidos en medio de ese Universo maverlita lleno de vida, color, civilizaciones e historias.

La introducción de la Diosa de la Muerte, tan importante en el mundo de los cómics para entender las motivaciones de Thanos, el gran villano, trae consigo un punto y aparte en el universo cinematográfico de Marvel, y convierte en antesala y enlace con el Infinito la última de las aventuras en solitario -con permiso del bueno de Hulk- del hijo de Odín.

Aventura, una gran banda sonora, imágenes poderosas, personajes cuidados y magníficamente interpretados, altas dosis de acción marvelita, alienígenas, planetas extavagantes, gladiadores cósmicos, dioses nórdicos, y héroes. 

Nada más que añadir.

CRÍTICA BREVE: "LA MOMIA" (2017)




Este era un título que desde el primer trailer sabía que vería en mi casa.

La Momia de 1999 fue una de esas pelis de aventuras de los noventa entretenidas y para todos los públicos, donde el humor se mezclaba de una forma entrañable con la acción, los tiroteos y los monstruos.

La Momia de 2017 es, sin embargo, el enésimo intento de iniciar una franquicia que imite el universo marvelita creado por Disney para el mundo superheroico. Y de nuevo, es un intento fallido.

Universal pretende crear su Dark Universe a partir de los monstruos clásicos de la literatura, la tradición, y el cine, y ha decidido iniciarlo con la Momia ya que su primer disparo con "Drácula: la leyenda jamás contada" fue un fracaso total (por algo nunca se contó). Y esta cinta ha seguido su estela.

El guión es horripilante, una amalgama de ideas mal montadas y fundamentadas, con un trasfondo chapucero y mal llevado. Y para la ocasión, Tom Cruise, un actor que brilla especialmente en interpretaciones graves (Nacido el 4 de julio, 1989; Valkiria, 2008) y de acción (Misión Imposible), en La Momia reproduce sin éxito el rol muy bien llevado que tomó para Al filo del Mañana (2014) de tipo despistado e incluso cobarde pero con un fondo noble y guerrero si se lo propone, y que aquí, no funciona. No se entiende. No ayuda a entrar de ninguna manera en el Dark Universe. Sus compañeros de reparto (donde incluyo a la Momia) tampoco ayudan, son como las líneas del guión que reproducen: innecesarias, fuera de contexto, vacías.

Demasiada luz para el Universo Oscuro del que la Universal pretende crear una lucrativa franquicia de monstruos y dioses (que añada "dioses" al eslogan para referirse a un universo de monsturos clásicos halloweeneros ya nos da una idea de lo perdidos que van).

Van a tener que darnos muchos más caramelos si quieren que nos interesemos por fin en las sombras y desventuras de esos carismáticos monstruos.

CRÍTICA RETRO: "LA MOSCA"






El intimismo de La Mosca es cautivador, callejero, tétrico. Toda una cinta de ciencia ficción de los ochenta con un Jeff Goldblum espectacular en su eterno papel de científico-filósofo, de místico de la razón.

La Mosca es una historia de terror que no esperas. El desarrollo se oscurece a cada fotograma que pasa y se descompone con la transformación paulatina de ese soñador en esa criatura horrible que no nos ahorra ni un sólo plano de su repugnante existencia y consciencia.

La tétrica soledad de la criatura resultante de un fallo de la computadora encargada de monitorizar la descomposición molecular necesaria para el teletransporte, invento de nuestro peculiar científico y punto de partida de la cinta, se acentúa con ese intimismo tan marchito, tan de bajo presupuesto, tan industrial.

Cada vez que la cámara sale del edificio verde-gris en que el hombre se convierte en mosca, sientes una merecida y controlada sensación de alivio. Ves la luz de las calles y a los compañeros protagonistas de Goldblum y piensas que quizá, aquella locura, tenga remedio. Que esa periodista enamorada de la capacidad hipnótica del científico y ese ex-amante, villano emocional que se convertirá en inesperado salvador de la irracionalidad que domina a la criatura, al insecto, y que acabará por consumir al hombre, al científico, podrán arrojar algo de luz a la inquietante oscuridad de la metamorfosis. Pero acabas descubriendo que no. Que el drama no tiene remedio.

La Mosca es cine de los ochenta en estado puro. Lo desagradable es tangible y la imagen se muestra veraz, sin filtros. Y quizá sea por eso que esa criatura, esos personajes, y esas sensaciones que se generan con su visionado sean tan trágicas, tan hipnóticas, tan repulsivas.

CRÍTICA BREVE: "SPIDER-MAN: HOMECOMING




Frescura, entretenimiento, acción razonable y justificada, algo de humor y el carisma de nuestro amigo y vecino Spider-Man, convierten a esta cinta en otra pieza clave del magnífico universo que Marvel y Disney llevan construyendo durante diez años.

Se nos presenta a un joven Parker henchido y confiado, deseoso de volver a entrar en acción después de estrenarse en combate junto a los Vengadores, los mejores héroes del planeta, considerándose ya uno más de la fantástica tropa. Y ante aquella ventana a un mundo alucinante a la que le dejaron asomarse por un breve momento, se encuentra con la rutina de las clases, sus compañeros de colegio, la chica por la pierde el sentido, la cotidianidad de las calles de Queens, y la realidad, todavía infantil y algo aburrida, de su pequeña habitación.

Pues este Parker es sólo un crío, un adolescente que no conoce sus límites, un inconsciente jovencito que alberga en sí un gran poder. Y es el desarrollo de la historia, los encuentros con su tutor Tony Stark -siempre se agradecen sus apariciones en pantalla- los fracasos y las derrotas, las que le harán comprender, sin necesidad de tío Ben, que ese gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Tom Holland recrea de una forma estupenda y veraz a este nuevo hombre araña. Michael Keaton no se queda atrás. Tirando de solera y personalidad interpretativa, crea a un Cuervo aterrador, malvado, y al que en parte comprendemos: otro juguete roto de los grandes poderes –y súperpoderes- del sistema, que decide tomarse la justicia y el negocio por su cuenta y riesgo propio y ajeno. Un villano creíble con interesantes claroscuros.

En definitiva, “Spider-Man: Homecoming” es una película estupenda que devuelve a este gran personaje al protagonismo que merecía y nos abre una ventana a ese Nueva York callejero y trepamuros que tanto echábamos en falta.

CRÍTICA BREVE: "DUNKERQUE"




Jamás había sentido tanto sobrecogimiento y tensión en una película bélica como lo sentí ayer en mi butaca, absorbido y aterrado con el sonido de esos asesinos Stukas cayendo del cielo tan violentos y mecánicos para lanzar su carga mortal sobre los miles de soldados que esperaban inconscientes y derrotados sobre las frías, espumosas y grises playas de Dunkerque.

La realidad de cada escena y cada sonido, el ritmo trepidante y desgarrador de su banda sonora y unos personajes a los que no les hace falta hablar para expresarlo todo, hacen de la entrada de Nolan en el drama de la Segunda Guerra Mundial una obra maestra de esas que siempre esperamos ver los amantes del cine y tan pocas veces se encuentran.

Cada fotograma es preciso, cuenta algo que nos sobrecoge y que nos hace sentir el aislamiento, la parálisis y el encierro que debieron sentir esos soldados derrotados por el avance imparable del ejército alemán sobre Europa occidental.

La playa de Dunkerque se convierte en símbolo de la capacidad británica de sobreponerse y mantenerse fría y matemática ante la adversidad y la derrota. Soldados hundidos y humillados en el campo de batalla que se convierten en héroes para los suyos y para el mundo por el mero hecho de sobrevivir y dar una oportunidad más a su nación antes de sucumbir al terror eficiente de la Whermacht. Y es que el "milagro de Dunkerque" fue debido a la naturaleza y sentido del deber de los ciudadanos británicos, que con sus embarcaciones de pesca y recreo cruzaron el canal para convertirse en las únicas y socorridas lanchas de escape del cuerpo expedicionario británico en Francia. La Armada y la fuerza aérea se mantuvieron en la isla a la espera de una invasión alemana que, finalmente, nunca se produjo. El por qué los alemanes no aniquilaron a franceses y británicos en esas playas sigue siendo un misterio en el que Nolan no repara.

Su mirada, maestra, está dedicada a los héroes británicos de Dunkerque.